La alarmante verdad sobre el fentanilo

Las píldoras falsas están siendo contaminadas con una droga altamente adictiva y a menudo mortal. A continuación, te contamos cómo hacer para que tú y tus amigos estén a salvo.

Al leer, pregúntate: ¿Qué hace que el fentanilo sea una droga tan peligrosa?

Courtesy of Sarah Nowels; Shutterstock.com (illustrations)

Sarah Nowels fue adicta al fentanilo durante tres años, antes de recuperarse.

Un día, durante el último año de secundaria de Sarah Nowel, su novio le ofreció lo que parecía ser un analgésico recetado. Sarah ya había probado drogas de manera recreativa, por lo que creyó saber a qué atenerse. Pero, de hecho, esa píldora estaba a punto de sumir su vida en un profundo caos. “No tenía idea de lo serias que se iban a poner las cosas”, dice Sarah.

En cuanto tomó la píldora, Sarah, que sufre de ansiedad y depresión, se sintió distinta de inmediato. Sus pensamientos se acallaron y el cerebro se le entumeció. Le encantó la sensación y comenzó a tomar las píldoras con regularidad con su novio. Al principio, Sarah no sabía que estaban contaminadas con fentanilo, un opioide altamente adictivo… y a menudo mortal. Para cuando lo supo, ya era adicta. “La gente piensa: ‘Ah, toma un tiempo para que la cosa se ponga realmente complicada’, pero no es así —dice—. La adicción puede ocurrir muy, muy rápido”.

Sarah empezó a tomar 10 píldoras al día, pero muy pronto necesitó tomar más para lograr el mismo efecto. Si no tomaba fentanilo, sufría de síndrome de abstinencia como vómitos, diarrea, ansiedad y temblores en los brazos y piernas. Sarah no podía comer ni dormir si no consumía la droga en el lapso de horas. Al cabo de un año, tomaba más de 100 píldoras al día.

Su novio también se volvió adicto. Una noche sufrió una sobredosis en la casa de Sarah. “Se quedó muy callado, se puso pálido y, de pronto, colapsó”, recuerda. Sarah despertó a su padre, que llamó a una ambulancia. Su hermano menor le practicó reanimación cardiopulmonar (RCP) a su novio hasta que llegó la ambulancia. “Estaba convencida de que se iba a morir”, dice Sarah. Los paramédicos pudieron revivirlo y se recuperó.

Hoy, tras pasar más de tres años adicta al fentanilo, Sarah ya no consume drogas. Su exnovio está preso por posesión de fentanilo. Sarah dice que la droga le robó tiempo con su familia y sus amigos. “Me perdí muchas experiencias”, dice Sarah, que a duras penas se graduó de la secundaria y perdió varios trabajos por el fentanilo. En un momento, vivieron en el auto de su novio. De todas formas, le alegra haber sobrevivido. Si no hubiera recibido ayuda, dice: “no hubiera vivido mucho tiempo más”.

UNA DOSIS LETAL

Courtesy of Sarah Nowels

Sarah comenzó a consumir fentanilo durante su último año de la secundaria.

A pesar de que Sarah está viva para contar su historia, muchos otros jóvenes que han tomado fentanilo no lo están. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, en 2023, 76 % de las muertes de personas entre 10 y 24 años, a consecuencia del consumo de drogas, tenían una conexión con el fentanilo. Una de las razones por las cuales el fentanilo es tan increíblemente peligroso es su potencia, o intensidad. Puede ser hasta 50 veces más potente que la heroína. Tan solo 2 miligramos de la droga, o la cantidad que cabría en la punta de un lápiz, puede resultar mortal.

Otra razón por la que el fentanilo a menudo es mortal es que mucha gente lo consume sin saberlo. Esto ocurre porque el fentanilo suele agregarse a medicamentos recetados adulterados. Se encuentra con frecuencia en píldoras que se venden de manera ilegal, como el analgésico Percocet, la medicación para la ansiedad Xanax y la medicación para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), Adderall. Pero cualquier píldora adulterada puede contener fentanilo. Las píldoras adulteradas son iguales que los medicamentos reales, por lo que no hay manera de saber si las píldoras que se compran ilegalmente son seguras. Según la Administración de Control de Drogas de los Estados Unidos, más de la mitad de las píldoras adulteradas que ha recuperado la policía han estado contaminadas con cantidades potencialmente mortales de fentanilo.

Los narcotraficantes que fabrican estas drogas usan fentanilo porque es más barato que otras drogas, y hace que sus clientes queden enganchados más rápido. Según Sivabalaji Kaliamurthy, psiquiatra de niños y adolescentes y experto en adicciones del hospital Children’s National en Washington D. C., una persona puede desarrollar una adicción a los opioides con solo consumirlos un par de días.

Sarah empezó a tomar fentanilo por su novio. Pero muchos otros adolescentes terminan utilizando la droga cuando compran píldoras falsas en redes sociales. En 2022, las familias de más de 60 adolescentes y jóvenes demandaron a Snap, la sociedad controladora de Snapchat. Estos jóvenes usaron la aplicación para comprar píldoras que resultaron estar contaminadas con fentanilo. Tras consumir las píldoras murieron todos menos dos. Al momento de esta publicación, los casos aún no se habían resuelto.

Hay riesgos en torno al fentanilo, incluso si uno no lo consume directamente. El solo hecho de darle a alguien una píldora falsa que contenga la droga, se tenga conocimiento de ello o no, puede resultar en grandes problemas. Tal vez ni importe si no se es legalmente adulto. En Florida, una ley aprobada hace poco permite que jóvenes menores de 18 años se enfrenten a cargos por asesinato si le distribuyen drogas a alguien y esa persona muere de una sobredosis. El año pasado, una adolescente de Wisconsin sufrió una sobredosis y murió luego de tomar una píldora que le dio otra adolescente de 17 años. La niña que suministró la píldora fue condenada a 10 años de prisión. Y en Alabama, un adolescente de 15 años fue condenado a más de 8 años de prisión luego de que su novia muriera mientras consumía fentanilo con él.

COMPARTIR SU HISTORIA

Courtesy of Sarah Nowels

Luego de su recuperación, Sarah, junto a su padre (derecha), compartió su historia con una periodista (izquierda).

Para diciembre de 2022, la adicción de Sarah se había vuelto tan problemática que su familia temía que su vida estuviera en peligro. Sus padres la internaron en un centro de rehabilitación para personas con adicciones durante ocho días. Cuando le dieron el alta, se registró en un programa ambulatorio intensivo para el tratamiento de adicciones. Al final, Sarah pudo rehacer su vida. Hoy trabaja para una organización que le brinda apoyo a la gente una vez que es liberada de prisión. Recientemente regresó a sus estudios para especializarse en asistencia social y justicia criminal.

Sarah también da charlas en escuelas y comparte su experiencia con la adicción al fentanilo. “De niña, la gente solía hablar sobre los extraños en las calles que te daban droga —dice—. Jamás en la vida un extraño me ofreció drogas. Siempre fue alguien que conocía. Quiero que los adolescentes sepan que, si eso les pasa, no tienen que aceptar lo que les ofrecen”.