Tienes hambre. Tienes la máquina expendedora de alimentos a tan solo pasos. ¿Y esas papas fritas con sabor a barbacoa? Prácticamente te llaman por tu nombre. Te metes una en la boca. ¡Bum! Un sabor salado y dulce se esparce por tu lengua. Comes otra. Y otra. Antes de que te des cuenta, la bolsa está vacía. Ahora te lames el polvo de barbacoa de los dedos mientras te preguntas: “¿Por qué son tan adictivas estas cosas?”.
La respuesta es simple. Las compañías de alimentos diseñaron esas papas fritas para que no pares de comerlas, a menudo mucho después de sentirte saciado.
No eres el único al que le cuesta dejar de comer comida chatarra. Hoy en día, más de la mitad de todas las calorías que se consumen en los Estados Unidos provienen de productos empaquetados que contienen muchos ingredientes artificiales y poco valor nutricional. Las dietas con un alto contenido de alimentos ultraprocesados han sido ligadas a la obesidad, a las enfermedades del corazón, a la diabetes tipo 2 y a ciertos cánceres. Según un informe de 2025 de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el 63 % de los alimentos consumidos por el adolescente promedio de los Estados Unidos son ultraprocesados.
Dicho esto, no tiene nada de malo darse un gustito empaquetado de vez en cuando. Pero aprender cómo están hechos estos productos puede ayudarte a tomar decisiones informadas la próxima vez que sientas que estás a punto de un ataque de antojos.