Cuando Heman Bekele era un niño pequeño, en Addis Adaba, Etiopía, veía a los trabajadores trabajando bajo el sol ardiente. Más tarde, los padres le explicaron la importancia de proteger la piel. Tras mudarse con su familia a Fairfax, Virginia, Heman recordó esas lecciones.
“Cuando empecé a aprender más sobre el cáncer de piel, me tocó una fibra sensible”, dice. Como un científico en ciernes, Heman tuvo una idea: ¿y si pudiera inventar un tratamiento simple y económico para el cáncer de piel?
Tras años de ensayo y error, con muchas frustraciones en el camino, Heman logró exactamente eso. Hoy, su jabón para tratar el cáncer está siendo investigado para corroborar que sea seguro y efectivo para los seres humanos.
Heman dice que nunca fue fácil que la gente lo tomara en serio como inventor. Pero su persistencia y determinación rindieron sus frutos, y ahora él quiere que otros adolescentes también sueñen a lo grande. Esta es la historia de Heman.