Alza la mano si alguna vez llegaste a la escuela con los mismos tenis que tus amigos. Ahora piensa en tu típica mesa a la hora del almuerzo. ¿Hay cosas que los conectan a todos, como una palabra favorita, un peinado a la moda o una golosina que los tiene obsesionados?
Los psicólogos lo llaman “instinto de manada”, o comportamiento gregario. Es tu instinto natural de seguir a la multitud. Es la razón por la que funciona la presión de grupo. Puede ser muy difícil no hacer algo que hacen todos tus amigos.
Cuando se trata de modas, como estar obsesionados con la misma jerga o las mismas golosinas, sucumbir a la presión de grupo por lo generar suele ser inofensivo.
Pero cuando se trata de decisiones más importantes, en especial aquellas que tienen que ver con tu salud o tu seguridad, la presión de grupo puede ser mucho más peligrosa.
Según estudios publicados por los Institutos Nacionales de la Salud, los adolescentes son más propensos a asumir grandes riesgos cuando son parte de un grupo. Por eso, hasta los adolescentes más cautos y juiciosos se involucran en comportamientos extremadamente peligrosos como conducir tras haber consumido alcohol.
Lo complicado de la presión de grupo es que podrías no darte cuenta de que la estás sufriendo. “Te han condicionado a pensar en la presión de grupo como una burla, como, ‘¡Hazlo!’ o ‘Si no lo haces eres un perdedor’ —dice Oscar Bukstein, profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Harvard—. Pero el tipo más peligroso de presión de grupo es la influencia que ni siquiera notas”.
Por suerte, una vez que aprendas a reconocer la presión de grupo en todas sus formas, te resultará más fácil resistirla. Cuando lo hagas, tal vez te sorprenda lo gratificante que es decirles “no” a las cosas que no te van bien. Tal vez hasta inspires a otros a no dejarse influenciar. A continuación, te contamos cómo afrontan la presión de grupo otros adolescentes.