Tenemos ansiedad

Es normal que te preocupen ciertas cosas de vez en cuando. Aquí te contamos cómo lidian con sus temores dos adolescentes cuando sus miedos se descontrolan.

Alexis estaba en la clase de Química, estresadísima y en silencio. Tenía un examen de Matemática, y le preocupaba sacar una mala nota. En su cabeza, una mala calificación el examen podría afectar su calificación para el semestre, lo cual a su vez podría afectar su habilidad para ingresar a una universidad. Si no iba a la universidad, tal vez no podría encontrar un buen trabajo. Se convenció de que todo su futuro dependía de una sola prueba. “Sentía como si me hubiera tragado un frasco de mariposas —dice—. Me dolía tanto el estómago. No podía quedarme quieta, y sentía que iba a vomitar”.

En ese momento, Alexis estaba experimentando ansiedad. Para ponerlo en términos sencillos, la ansiedad es una sensación de temor, pavor o inquietud sobre el futuro. Si sientes ansiedad podrías tener las palmas de las manos empapadas en sudor, la boca seca y el pulso acelerado. O, como le pasó a Alexis, podrías sentir que se te revuelve el estómago.

Es normal sentir nervios antes de un gran acontecimiento como una prueba o una obra de teatro de la escuela. En esas situaciones, un poquito de ansiedad hasta puede ayudar porque te motiva a estudiar o practicar tu letra. Pero a veces tus preocupaciones pueden afectar de manera negativa tu capacidad de vivir tu vida.

Si tus preocupaciones acerca del futuro son más perjudiciales que provechosas, podrías tener lo que se denomina desorden de ansiedad. Pero un exceso de ansiedad no tiene por qué dirigir tu vida. Hay muchas maneras en las que la gente controla los pensamientos y sentimientos que le provocan ansiedad. Sus técnicas podrían funcionar para ti también.

A continuación, podrás ver cómo dos adolescentes viven la ansiedad y sus consejos para controlarla.

DETECTOR DE HUMO

Una manera de entender la ansiedad es imaginarla como un detector de humo en tu cerebro, dice Qiuyuan Liu, terapeuta que ayuda a adolescentes a controlar su ansiedad. “Si hay un fuego en nuestra casa, un detector de humo nos protegerá alertándonos acerca del peligro —dice—. La ansiedad funciona del mismo modo. Pero si estás demasiado ansioso, tu detector de humo se dispara constantemente, incluso cuando no hay ningún peligro”.

Por ejemplo, aquel examen en el que Alexis estaba convencida que le iba a ir mal… Al final obtuvo un 95 %. Pero, dice ella, que saber que en general le va bien en los exámenes no evita que se preocupe por el siguiente. “Me preocupo constantemente por el futuro y por amenazas que todavía no han ocurrido —dice—. Se siente como una torre de Jenga, como si con un pequeño deslizamiento pudiera venirse abajo mi vida entera”.

Si la historia de Alexis te suena familiar, podrías pensar acerca de cuán intensa se siente tu ansiedad y cuánto dura. “Si vas a tener un examen y estás ansioso por ese examen, no pasa nada —dice Liu—. Pero, si tienes un desorden de ansiedad podrías tener síntomas físicos, como sentir que te cuesta respirar, que tu corazón palpita con fuerza, que te transpiran las manos o que quieres vomitar. O podrías seguir pensando en el examen dos horas después de haber terminado”.

“La ansiedad es parte de quien soy como persona pensante, y es parte de lo que me hace tan exitosa”. – Alexis

NO ES SOLO UN TEMA ACADÉMICO

Es normal que los adolescentes se preocupen mucho por sus estudios. Pero la ansiedad también puede afectar otras áreas de tu vida, como tus relaciones. Tabor (17) dice que su ansiedad puede hacer que actúe impulsivamente. Como la vez que se enfrentó a un amigo por un malentendido… a las 12:30 de la noche. “Si hay algún problema en el trabajo o en la escuela o con mis relaciones, tengo la necesidad de intentar solucionarlo de inmediato —dice—. Incluso cuando no hay nada que requiera atención urgente, o cuando es algo que en realidad necesita paciencia y tiempo”.

Otras veces, la ansiedad de Tabor puede hacer que esquive a ciertas personas, como cuando pospuso responder al correo electrónico de otro amigo por varios meses. “La ansiedad me llevó a dejar para más tarde responderle —dice—. Y cuanto más tiempo pasaba, más crecía la ansiedad, y eso hacía más y más difícil responder el mensaje. Les he hecho ghosting a otros amigos por mi ansiedad, y me siento mal por haber dañado esas relaciones”.

MUCHAS CAUSAS

Según los expertos, no hay un solo causante de ansiedad, pero ciertos factores, como que uno de tus padres haya luchado con la ansiedad o que exista mucho estrés en tu entorno, pueden contribuir a desarrollar un desorden de ansiedad. “También sabemos que ciertas características de la personalidad podrían incrementar la probabilidad de desarrollar un desorden de ansiedad —dice Erlanger Turner, psicólogo matriculado—. Las personas que son perfeccionistas podrían preocuparse mucho por su capacidad de hacer las cosas bien o de ser buenas personas, y eso podría causarles mucha ansiedad”.

Tabor recuerda sentir ansiedad desde que iba a kindergarten. Cree que su ansiedad podría estar ligada en parte al divorcio de sus padres cuando era muy pequeño. Por otro lado, Alexis siente que su ansiedad académica empezó en sexto grado, cuando comenzó a recibir notas con letras en su boletín de calificaciones. “Creo que siempre he tenido la universidad en mente desde entonces”, dice.

“Saco a pasear a mis perros o como algo”. – Tabor

MANEJAR LA ANSIEDAD

Tanto Tabor como Alexis reciben terapia para manejar sus preocupaciones. Dicen también que ciertas técnicas, como los ejercicios de respiración y la meditación, son útiles para mantener la calma. “Cuando siento mariposas en el estómago, hago inhalaciones muy largas y profundas seguidas de exhalaciones muy largas y profundas —dice Alexis—. Luego intento pensar en las cosas que puedo hacer para mejorar las cosas en lugar de solo preocuparme por el resultado”.

Tabor también trata de ser proactivo con respecto a reducir su ansiedad. “Por ejemplo, si escribo todo lo que tengo que hacer en un papel, no tendré ansiedad del tipo: ‘Uy, ¿me estaré olvidando de algo?’”, dice.

También nota que cambiar de ambiente ayuda cuando siente ansiedad. “Me pueden dar ganas de quedarme solo sentado en una habitación y estresarme —dice—. Pero eso no hace más que permitir que la ansiedad crezca. Así que, si mis amigos están disponibles, tal vez recurra a ellos. Si no puedo hablar con mis amigos, saco a pasear a mis perros o como algo. Me aseguro de comer y dormir bien”.

Liu y Turner concuerdan en que todas estas son excelentes técnicas para manejar la ansiedad. Según Turner, el solo hecho de reconocer que una situación podría causarte ansiedad puede ser de mucha ayuda. “Puedes decir: ‘Okey, esto me pone un poco nervioso. Necesito calmarme, concentrarme en mi respiración, hablar despacio’”, dice.

Tanto Turner como Liu también hacen hincapié en la importancia de dormir lo suficiente. Y desaconsejan el consumo de drogas o alcohol para intentar controlar los sentimientos de ansiedad.

De hecho, hay estudios que indican que, con el tiempo, las drogas y el alcohol pueden incluso empeorar los síntomas de ansiedad. “Podrías comparar el uso de sustancias para ayudar con la ansiedad con ponerte una curita en un corte profundo sin antes limpiar la herida —dice Liu—. Tal vez cubra el problema por un tiempo, pero debajo de la superficie el corte está empeorando”.

NO TODO ES MALO

Tanto Tabor como Alexis dicen que no todo es negativo con respecto a vivir con ansiedad. “La ansiedad es parte de quien soy como persona pensante, y es parte de lo que me hace tan exitosa —dice Alexis—. Puede ser mala cuando pienso en mis calificaciones, pero también me mantiene motivada y enfocada en mis objetivos”.

Ambos adolescentes quieren que otros sepan que la ansiedad no tiene por qué definir quién eres. “Si sientes ansiedad, tal vez te sirva recordar que todos nos sentimos de ese modo de vez en cuando —dice Tabor—. Pero si esos sentimientos tienen un impacto negativo en tu vida, hay pasos que puedes dar para que no te consuman. Si puedes encontrar un uso positivo para tu ansiedad, puede ser una fuerza increíble”.