Tanto Tabor como Alexis reciben terapia para manejar sus preocupaciones. Dicen también que ciertas técnicas, como los ejercicios de respiración y la meditación, son útiles para mantener la calma. “Cuando siento mariposas en el estómago, hago inhalaciones muy largas y profundas seguidas de exhalaciones muy largas y profundas —dice Alexis—. Luego intento pensar en las cosas que puedo hacer para mejorar las cosas en lugar de solo preocuparme por el resultado”.
Tabor también trata de ser proactivo con respecto a reducir su ansiedad. “Por ejemplo, si escribo todo lo que tengo que hacer en un papel, no tendré ansiedad del tipo: ‘Uy, ¿me estaré olvidando de algo?’”, dice.
También nota que cambiar de ambiente ayuda cuando siente ansiedad. “Me pueden dar ganas de quedarme solo sentado en una habitación y estresarme —dice—. Pero eso no hace más que permitir que la ansiedad crezca. Así que, si mis amigos están disponibles, tal vez recurra a ellos. Si no puedo hablar con mis amigos, saco a pasear a mis perros o como algo. Me aseguro de comer y dormir bien”.
Liu y Turner concuerdan en que todas estas son excelentes técnicas para manejar la ansiedad. Según Turner, el solo hecho de reconocer que una situación podría causarte ansiedad puede ser de mucha ayuda. “Puedes decir: ‘Okey, esto me pone un poco nervioso. Necesito calmarme, concentrarme en mi respiración, hablar despacio’”, dice.
Tanto Turner como Liu también hacen hincapié en la importancia de dormir lo suficiente. Y desaconsejan el consumo de drogas o alcohol para intentar controlar los sentimientos de ansiedad.
De hecho, hay estudios que indican que, con el tiempo, las drogas y el alcohol pueden incluso empeorar los síntomas de ansiedad. “Podrías comparar el uso de sustancias para ayudar con la ansiedad con ponerte una curita en un corte profundo sin antes limpiar la herida —dice Liu—. Tal vez cubra el problema por un tiempo, pero debajo de la superficie el corte está empeorando”.