Cómo hablar adulto

Si las charlas con adultos te dejan friqui de frustración, entonces esta guía es para ti.

¿Sientes a veces que los adultos simplemente no te entienden? Les pides algo a tus padres, pero dicen que no antes de que puedas terminar tu oración. Intentas hablar con tu maestro acerca de la nota que recibiste en tu prueba, pero se niega a cambiar tu calificación. Le ruegas a tu entrenadora que te deje jugar en el partido, pero te pone en el banco. Es casi como si hablaras en otro idioma.

Pues, adivina qué... ¡Eso es correcto! A veces los adultos de tu vida no te entienden. Eso puede ser un problema, porque poder comunicarte de manera efectiva es una habilidad importante. Es una habilidad que seguirás necesitando cuando te conviertas en adulto. La habilidad para ser un buen comunicador te permite expresarte con claridad, construir relaciones y negociar con éxito. Sigue leyendo para aprender cómo hablar adulto con fluidez.


SITUACIÓN: Tu maestra calificó con una C un ensayo que tú crees que escribiste de maravilla.

NO digas:

“Esto es totalmente injusto. Emma sacó una B, pero mi ensayo es muchísimo mejor. ¿Por qué siempre me da tan malas notas?”.

Di, en vez: 

“Puse mucho esfuerzo en este ensayo y querría entender por qué me dio esta nota. ¿Tiene tiempo para hablar de esto?”.

Es importante alejarse del lenguaje del “no es justo” cuando te comunicas con los adultos. “Si vuelcas emoción en tu comunicación, no vas a obtener el resultado que buscas” dice Lucie Hemmen, una psicóloga que estudia a adolescentes. Recuerda que tu objetivo no es hacer sentir mal a tu maestra. Es entender su modo de calificar para poder obtener mejores notas en tu trabajo de aquí en adelante.

Cuando hablas con tu maestra, pídele información específica. Por ejemplo, podrías decir, “Veo que perdí puntos en la conclusión. Creí que había seguido las instrucciones, pero se ve que me faltó algo. ¿Me podría explicar lo que hice mal y cómo puedo mejorar la próxima vez?”.


SITUACIÓN: Estás cenando en la casa de un amigo, y su madre te pregunta qué te gustaría en la pizza.

NO digas:

“Me da lo mismo… lo que quieran ustedes”.

Di, en vez: 

¡La verdad!

Expresar una opinión o una preferencia a un adulto puede ser estresante. Tal vez creas que es más educado no tener una opinión. Pero la realidad es que, en este tipo de situaciones, los adultos realmente quieren saber qué te haría feliz. Si no les importara, ¡no te lo preguntarían! Si no respondes con honestidad, se verán obligados a elegir por ti, y podría no gustarte lo que elijan. Así que practica alzar la voz y dar tu opinión. Puedes ser amable y también expresar una preferencia.

Cuanta más información brindes, mayores serán las probabilidades de que te den lo que quieres (o algo que se le parezca). Podrías decir algo como: “Me gusta la pizza solo con queso, pero también me gusta la vegetariana, así que cualquiera de esas dos está bien”. O podrías decirles lo que no te gusta (“Me gusta de todo, ¡menos las anchoas, por favor!”). Este consejo es aplicable a cualquier situación en la que un adulto pida tu opinión sobre algún tema.


SITUACIÓN: Tus padres tienen una regla muy estricta sobre no volver a casa después de las 10:00 p. m., pero tú quieres ir a un concierto que termina a las 11:00 p. m.

NO digas:

“Todos mis amigos, literalmente, van al concierto. Si no me dejan ir, ¡son los peores padres del mundo!”.

Di, en vez: 

“Yo sé que si voy a este concierto voy a volver a casa después de las diez, pero tengo algunas ideas para que se sientan más cómodos con que yo salga hasta más tarde. ¿Se las puedo contar?”.

Cuando se trata de obtener los resultados que buscas en una conversación con tus padres, la clave es hablar de la situación con calma. “Si le lanzas un balón a alguien y esperas que lo agarre, se lo lanzas con suavidad —dice Hemmen—. Debes poder comunicarte del mismo modo”.

En lugar de lanzarles críticas a tus padres, repasa sus preocupaciones. Asegúrate de brindarles información que apoye tu argumento. Por ejemplo, puedes reiterarles que tienes un plan para completar toda tu tarea de antemano de modo que el concierto no interferirá con tus estudios.

Si la conversación igual se crispa, intenta usar frases con “yo”, es decir, que se refieran a ti, en lugar de frases con “ustedes”, o que se refieran a ellos. (Por ejemplo: “Me da tristeza perderme a mi artista favorita”, en vez de: “¡Están arruinando mi vida social!”).

De hecho, las frases con “yo” son una herramienta genial en cualquier tipo de conversación difícil sobre tus sentimientos, ya sea que hables con un adulto, un hermano o un amigo. Ayudan a que la otra persona sienta empatía en lugar de sentirse atacada.


SITUACIÓN: Estás intentando conseguir un trabajo en una heladería, y el entrevistador te pregunta por qué quieres trabajar allí.

NO digas:

“Ehh… ¿por el dinero?”.

Di, en vez: 

“Vengo a esta heladería desde que tengo cinco años y adoro los sundaes. Quiero ayudar a que otras personas prueben mi postre favorito mientras adquiero algo de experiencia laboral”.

Es natural que te quedes en blanco durante conversaciones en las que sientes mucha presión. Prepararte puede ayudar. “Practicar refuerza la confianza”, explica Hemmen.

Practica hablar acerca de tus habilidades, tus experiencias y tus logros. Piensa también en las preguntas que te gustaría hacerle a quien te entrevista. Ir preparado con preguntas demuestra tu interés por el puesto. Recuerda, las entrevistas son entre dos partes. No están solamente evaluándote a ti; tú también estás decidiendo si es un buen puesto para ti.


SITUACIÓN: Desaprovechaste todas las oportunidades que tuviste para meter un gol en la práctica de fútbol, y la entrenadora se acerca a hablarte.

NO digas:

“Ya sé que va a sacarme del equipo, ¡así que hágalo y ya!”.

Di, en vez: 

“Hola, ¿de qué quiere hablar?”.

Es importante encarar una conversación con la mente abierta, dice Michelle Skeen, una psicóloga que ha escrito sobre habilidades comunicacionales para adolescentes. “Si ya vas prediciendo cómo va a ser la conversación, no vas a oír del todo lo que te dice la otra persona”.

Por ejemplo, tu entrenadora podría querer hablarte sobre algo completamente diferente, como las ideas para su estrategia en el próximo partido. Y aun si quiere hablar de los goles que desaprovechaste, es posible que tenga alguna sugerencia (prácticas que puedes hacer por tu cuenta) en vez de una crítica.

Si encaras la conversación dispuesto a escuchar lo que tiene que decir, es más probable que tengas una conversación constructiva. Recuerda: los maestros, entrenadores, directores de teatro y demás adultos de confianza quieren ayudarte a aprender y a crecer.