Mi vida con visión reducida

Puede que Franny Chapman no vea el mundo como tú. Pero eso no le impide experimentar toda la belleza y las maravillas que la rodean.

A Franny le encanta explorar el mundo con Yolanda a su lado.

En los últimos años, Franny Chapman, 18, se pasó nueve días haciendo rafting por el Río Colorado. Hizo -dos veces- buceo en aguas dulces y viajó sola por todo el país. Para cualquier adolescente, es mucho. Pero lo que hace a estas aventuras más impresionantes es el hecho de que Franny tiene una visión reducida. Franny nació con una condición llamada hipoplasia del nervio óptico, es decir que su nervio óptico no se desarrolló del todo antes de su nacimiento. Es legalmente ciega. Pero Franny prefiere decir que tiene una deficiencia visual. Puede divisar la forma general de las cosas. Pero no puede ver detalles, ni siquiera con gafas. Con ayuda de Yolanda, su perra guía, Franny puede hacer la mayoría de las cosas que hacen los adolescentes con visión no reducida. Es más, Franny piensa que su discapacidad la obligó a salir de su zona de confort. “Creo que lo que sea que me hace (a mí o a cualquiera) diferente, también agranda mi mundo en cierta forma”, dice. Continúa leyendo para descubrir cómo es crecer con una deficiencia visual y lo que Franny quiere que sepas sobre su condición. 

Navegando el mundo

Franny y Yolanda toman el autobús a la escuela.

Cuando tenía alrededor de 4 años, Franny empezó a usar un bastón para orientarse por el mundo. Pasando el bastón por el suelo frente a ella, Franny puede sentir cuando está a punto de chocar con algo. El bastón la ayuda a sentir diferencias en la superficie del suelo que le indican que se ha desviado del camino. También sabe leer en un sistema alfabético hecho de puntos sobre papel llamado braille. 

Franny usa diversas tecnologías especiales que la ayudan a recibir información visual. Lee su teléfono y otros aparatos ampliando el texto a un tamaño grande. Y usa el sistema sonoro de navegación de su teléfono para llegar a lugares. Cuando mira la televisión, enciende la descripción de audio. Una voz describe lo que ocurre en la pantalla, así ella no se pierde ningún detalle. 

Amigos especiales

Franny ama la libertad de montar a caballo. 

La herramienta preferida que usa Franny para moverse es también una de sus mejores amigas: su perra guía Yolanda. Yolanda es una labradora amarilla. Hace menos de un año que Franny la tiene, pues los adolescentes deben tener al menos 16 años para recibir un perro lazarillo. 

Franny voló de Arizona a Nueva York para conocer a Yolanda. Pasaron dos semanas conociéndose y aprendiendo a trabajar juntas. Cuando está con Yolanda, Franny no usa el bastón. Le da órdenes verbales a Yolanda, como “a la puerta” o “a la acera”. Todas las mañanas, Yolanda viaja en el bus escolar con Franny, y se pasa el día sentada junto a ella en las clases. Cuando Franny corre en la pista para su acondicionamiento físico, Yolanda corre a su lado. “Es la estudiante más entusiasta”, bromea Franny. 

Yolanda no es el único animal que enriqueció la vida de Franny. Franny tomó clases de equitación durante muchos años. Puede montar un caballo en un picadero sola (aunque con un instructor cerca, por si necesita ayuda). “Me encanta montar por mi cuenta”, dice. “Siento euforia”. 

Franny, orgullosa de los moños de un concurso de equitación. 

Educando a los otros

Tener una deficiencia visual ha sido, por momentos, difícil. Hubo compañeros de clase que se burlaron de Franny. Le molesta que le pregunten cuántos dedos tienen en la mano para poner a prueba su visión. “Quizás lo más difícil de tener una visión reducida no es el diagnóstico en sí mismo sino la manera en que el mundo responde”, dice. 

Franny desea que las escuelas ofrezcan a estudiantes y profesores clases sobre cómo interactuar con gente con discapacidades, y cómo adaptarse a sus necesidades respetando su independencia. No le gusta cuando alguien asume que ella necesita ayuda para cruzar la calle, lo que puede hacer sola. Agradece cuando le preguntan por su discapacidad sin hacer suposiciones. “Si te acercas y me preguntas por mi experiencia, yo querré ser tu amiga”, dice. “Significa mucho para mí que alguien se involucre y me pregunte por mi pérdida de visión”. 

Planes para el futuro

Franny planea ir a la universidad y hacer un posgrado. Desea ser psicóloga. También sueña con abrir un espacio en el que personas con discapacidades puedan trabajar con caballos. “La experiencia de montar a caballo cuando tienes una discapacidad es liberadora. Me encantaría poder compartir eso”, dice. 

No importa lo que haga, quiere compartir su historia para que otros entiendan mejor cómo es la vida para la gente como ella. “Creo que si aprendemos más sobre la gente a nuestro alrededor, podemos ser una mejor sociedad”, dice.