Una liga propia

Hank Turner (14) y Will Vandeford (15) armaron un equipo de béisbol para niños refugiados en su comunidad. 

Shutterstock.com (Cards); Courtesy of Families (Hank Turner, Will Vandeford); 

Lo que más les gusta a Hank Turner y Will Vandeford es jugar al béisbol. Cuando estos adolescentes de Denver, Colorado, se enteraron de que unos niños de la ciudad no podían jugar, quisieron hacer algo al respecto. Los niños eran parte de alrededor de 30.000 refugiados que llegaron a Denver los últimos años. La mayoría son de Venezuela. Llegaron a los Estados Unidos en busca de asilo, escapando de condiciones peligrosas en sus países. Entre ellos hay muchos niños. Como sus padres, ellos muchas veces no hablan inglés y no conocen la región. Para los niños puede ser difícil involucrarse en actividades locales como la Little League. 

“Cuando nos enteramos que los niños venezolanos no podían jugar al béisbol, nos dimos cuenta de que era algo que nunca antes habíamos tenido que pensar”, dice Will. “Quisimos ayudarlos.”

Hank y Will decidieron organizar un equipo específico para los niños venezolanos. Junto a su iglesia, recibieron donaciones de equipamiento y dinero. También llevaron el mensaje a las redes sociales. Al poco tiempo habían reunido a un equipo de 15 refugiados. El equipo acaba de terminar su primera temporada, un éxito mayor al que habían imaginado Hank y Will. Pero ellos dicen que la mayor satisfacción  fue ver que su ciudad recibía cálidamente a los jóvenes beisbolistas. 

Lee más para saber cómo Hank y Will reunieron a su comunidad a través del béisbol. Quizás te inspire a compartir tu pasión con otras personas de tu lugar. 

Courtesy Team Venezuela

Los Team Venezuela celebran su primera temporada. 

REUNIR UN EQUIPO

Christie Gosch/Front Porch

Hank y Will han jugado al béisbol toda la vida. 

Hank y Will primero pensaron que podían organizar un par de juegos para los niños venezolanos. Pero cuando notaron el interés que había entre las familias de refugiados, apuntaron más alto. Decidieron formar un equipo para que los niños pudieran jugar una temporada de béisbol completa. 

Los chicos pronto entendieron que había mucho papeleo para crear un equipo oficial. El hecho de que ninguno hable en español hizo todo más complicado. “La barrera idiomática fue intimidante al principio”, dice Will. “Pero cuando conocí a los chicos, entendí que compartíamos el lenguaje del béisbol.” Google Translate también ayudó. 

Hank y Will quedaron maravillados ante la respuesta de la comunidad. Personas que ni siquiera conocían donaron dinero y equipamiento. Los adolescentes reunieron alrededor de 1500 dólares, junto con tres camiones llenos de equipos de béisbol. 

Luego debían encontrar a alguien que hablara español y pudiera entrenar al equipo. Encontrar a Edgar Ramos, que también es refugiado venezolano, fue como un home run. Ramos había entrenado equipos juveniles en Venezuela. Se apuntó rápido para liderar al grupo. “Me dio mucha satisfacción que estos adolescentes estadounidense tuvieran este proyecto en mente y trabajaran para volverlo real”, dice Ramos. 

HONRAR EL LEGADO

Muchos equipos de la Little League adoptan nombres de equipos de la Major League, como los Tigers y los Royals. Pero los chicos de Denver eligieron un nombre que refleja su legado; se llaman los Team Venezuela. 

Team Venezuela empezó a entrenar con Ramos. El rumor sobre los jugadores, entre 4 y 8 años, comenzó a correr. Jugadores de la Major League, como Ezequiel Tovar, torpedero de los Colorado Rockies, y Liván Soto, torpedero de los Baltimore Orioles, visitaron al equipo. Ambos son venezolanos. Los jugadores firmaron autógrafos, se tomaron fotos y dieron consejos a los niños ara mejorar sus habilidades. 

“Vinieron más de 80 familias a ver (a Tovar y Soto)”, dice Hank. “Para mí fue maravilloso.” A Hank y Will los impresionó la manera en que las familias de refugiados recibieron al equipo. “Todas sus familias venían a ver los partidos los sábados”, dice Hank. “Creo que el equipo les dio un sentido de pertenencia.”

Una madre le dijo a Will que antes de Team Venezuela, su hijo de 8 años había pedido volver a Venezuela para jugar al béisbol. Ahora se está haciendo amigos en su nueva ciudad y es una de las estrellas del equipo. 

¡A JUGAR!

En la primera temporada, los Team Venezuela ganaron tantos juegos y por tanta diferencia que tuvieron que pasar a una división más avanzada. Para coronar una temporada increíble, los Team Venezuela se quedaron con el título del campeonato. Hank les dio el trofeo. 

El equipo espera el comienzo de la segunda temporada. El entrenador Ramos espera convocar a niños de distintos orígenes. Pero no importa lo que pase, el equipo será autosuficiente, es decir que ya no necesitará ayuda de Hank, Will y sus familias para las operaciones diarias. “Ahora que están establecidos, ya no nos necesitan”, dice Will. 

Por su parte, Hank y Will seguirán enfrentándose como rivales en sus respectivos equipos. Pero siempre guardarán un lugar especial en su corazón para los niños de Team Venezuela. “Es muy bonito ver el impacto de este proyecto, y pensar que todo salió de una idea sencilla, la de reunir niños para hacer lo que más les gusta”, dice Will.