Nadar las distancias

Maya, de 17 años, nada cientos de millas para reunir dinero para la lucha contra el cáncer

Maya Merhige jamás se consideró una fanática de los deportes. Pero cuando estaba en tener grado, su papá participó de un evento de nado en la Bahía de San Francisco, cerca de su hogar en Berkeley, California. Mientras nadaba, su papá vio una ballena. Eso inspiró a Maya a hacer el mismo trayecto el año siguiente. La experiencia de nadar en aguas abiertas, en lugar de una piscina, le encantó. “Después sentía que podía hacer cualquier cosa”, recuerda. 

Hoy, la joven de 17 años es campeona en natación de larga distancia y rompió varios récords en aguas abiertas. Fue la persona más joven en cruzar el Canal de Catalina en California (20 millas) y también la más joven en nadar en las 26 millas del Canal Ka’iwi en Hawaii. Para recorrer estas distancias, a veces se pasa nadando el día y la noche sin pausas. 

Pero a Maya la motiva algo más que el deseo de romper marcas. Ella nada para juntar dinero para la lucha contra el cáncer pediátrico. También tiene sus propios temas con la salud. Pero sin importar lo que ocurra, Maya no puede pasar mucho tiempo fuera del agua. “A esta altura, nadar para mí es tan natural como respirar”, dice. Aquí te contaremos más sobre el viaje de Maya. 

Llorar tras las antiparras

Maya empezó a tomar clases de nado a los 2 años. Pero no fue amor a primera vista. De hecho, ella cuenta que por momentos odiaba nadar. Lloró durante todo su primer evento de aguas abiertas, la carrera de 1.9 millas de la Bahía de San Francisco. “En inglés lo llaman ‘croggling’, un juego de palabras entre ‘to cry’ [llorar] y ‘goggles’ [antiparras]”, dice. Pero en cuanto salí del agua, pensé: ‘Fue genial. Quiero hacerlo otra vez’”. 

Un par de años después, se enteró de una carrera de 12 millas en el Lago Tahoe de California. Entrenó por cinco meses para completar la carrera. Luego, “seguí sumando tiempo, distancia y aventuras”, cuenta. 

Diferente de una piscina

Maya entrena en una piscina, y compite en el equipo de natación de su escuela. Pero las condiciones de las carreras de aguas abiertas son otras. Por empezar, la temperatura del agua puede ser de hasta 21 grados Celsius. (Las de las piscinas suelen ser de 25 a 28 grados en piscinas). Para algunos eventos, puede usar un traje de neopreno, pero en otros sólo un traje de baño. Cuando Maya entrena en aguas abiertas, sube gradualmente la cantidad de tiempo que pasa en el agua fría para que el cuerpo se aclimate. 

Otra diferencia es la longitud de las carreras. Las de aguas abiertas suelen ir de las 6,2 a las 28,5 millas, y pueden tomar hasta 28 horas, según las corrientes y otros factores. No puede agarrarse de nada, ni salir del agua, durante toda la carrera. 

En las carreras de aguas abiertas, Maya está rodeada de equipos de apoyo que la siguen en botes y kayaks. Rastrean su ubicación, monitorean el agua y se aseguran de que esté a salvo. También le dan bebidas y comidas, como geles energéticos o rodajas de durazno, que consume mientras anda por el agua. 

Sigue nadando

No es raro que Maya vea delfines, ballenas e incluso tiburones durante las carreras. Los tiburones no le dan miedo, pero no le gustan las medusas. Durante la carrera en Ka’iwi en Hawaii en 2023, nadó junto a muchas de ellas. “Me picaron sin parar durante tres horas”, dice. 

Durante las grandes carreras, Maya no piensa en los peligros como las medusas. También trata de no pensar en el tiempo que le falta ni en el que lleva nadando. “Puede ser aterrador, y no es motivador”, explica. Su foco, en cambio, es: “Sigue nadando”. 

Para mantener su mente ocupada, hace cosas como contar hasta 100, recitar las tablas de multiplicar o practicar conjugaciones de verbos en español. Los amigos le sugieren otras cosas para pensar, como “¿Sobre qué escribir el ensayo de la universidad?” o “Imaginar una conversación con una celebridad que te gustaría conocer”. El equipo le lee mensajes de ánimo de sus fans. Los mensajes la mantienen positiva. “Me recuerdan que, incluso cuando me siento sola en el agua, la gente piensa en mí”. 

Sus propios desafíos de salud también fueron inspiradores. En 2023, debieron sacarle un tumor no cancerígeno del páncreas, y todavía siente dolor por ello. La experiencia la volvió más decidida a juntar dinero para luchar contra el cáncer. “Tengo más empatía por cómo se siente pasar tiempo en el hospital cuando eres niña, y eso me dio determinación para todo lo que hago”, dice. En las carreras, escribe sobre su gorra los nombres de personas afectadas por el cáncer. 

Metas y recompensas

En mayo, Maya completó su última hazaña: atravesar a nado el Canal de la Mancha, una parte del Océano Atlántico que se extiende entre Inglaterra y Francia. Tras completar esa carrera, junto con el Canal de Catalina y un recorrido de 28 millas alrededor de la isla de Manhattan en Nueva York en 2023, se convirtió en la tercera persona más joven en conseguir la Triple Corona de la Natación en Aguas Abiertas.

Ahora espera ser la persona más joven en completar el circuito Oceans Seven, que son las siete maratones de aguas abiertas más difíciles del mundo. Le faltan cuatro: en Escocia, Japón, Nueva Zelanda y un canal entre España y Marruecos. 

Pero si bien romper marcas es divertido, las mayores recompensas del nado en aguas abiertas son menos tangibles. A veces nada de noche, y cuando sale el sol, ella dice: “Siento que me acabo de levantar. En general, no estoy cerca de la costa, y es la sensación más liberadora del mundo. Me siento muy conectada con la naturaleza. Estoy agradecida de la gente que sé que piensa en mí, y de poder ver algo que no mucha gente del mundo puede ver”.